Jorge Ramírez Arroyo, conocía el Parkinson antes de que el mismo estuviera enfermo, en la persona de su madre también afectada de Alzheimer. Su trabajo en una importante empresa de venta y distribución a grandes superficies era muy complejo y valioso para la gestión y control de los procesos comerciales, logísticos y económicos.
El notaba como si se le fallara algún fusible cuando tenía que solucionar los problemas y finalizar los trabajos y le costaba mucho dónde antes resolvía con gran fluidez. Se veía a sí mismo falto de concentración a veces en estado de ansiedad.
También en esas fechas, en paralelo con estos síntomas, desarrolló una distonía espasmódica (quedarse sin voz), que le suponía no poder hablar en meses. En el trabajo iba perdiendo responsabilidad, no atendía por teléfono y le excusaban de algunos trabajos.
En esta tesitura, el médico le comunicó el diagnóstico. Jorge, 45 años, casado, padre de dos hijos de 12 y 14, sintió que se había quedado sin futuro. Hasta ahora, cualquier afectación o enfermedad que hubiera tenido era controlable por su voluntad, por ejemplo no tomar sal con la tensión alta.
Le producía mucha rabia dejar de tener el control de su propia vida en 1ª persona, para pasar a una dependencia de terceros para sus actividades futuras.
Cuando lo supo pensó en su gente, junto a su mujer reunió a los más cercanos y al comunicarles la noticia se hundió.
Jorge, parece una persona muy seria y se conduce con parsimonia y seguridad, pero esto envuelve un carácter alegre, con un sentido del humor oportuno y certero que hace imposible pasar una velada con él sin que se produzca un momento especialmente divertido. Busca la relación necesita comunicarse y pronto, ante el panorama descrito , abrió sus ventanas para que entrase aire fresco, renovado de la mano de personas con las que compartir esta pesadilla.
Entró a formar parte de un grupo autodenominado Apropa't , unido a otros enfermos de Parkinson con diagnóstico temprano. En el grupo interactuaba programando y participando en excursiones en las que se iba creando una nueva familia conversando, paseando, comiendo, visitando monumentos Valencia y de otros pueblos de la comunidad. En la entrevista que hemos realizado me confiesa tener admiración por la actitud vitalista y pragmática de Tomás, el decano del grupo, que tanto ha influido en todos.
Jorge pasó en esta etapa de la rabia a la aceptación, no resignación, de unas limitaciones que hay que vivirlas a tope. Me atrevería a decir que este hallazgo es una característica sino la más representativa del grupo Apropa't: “vivir el 100% del 80% que me permite la enfermedad”.
Las actividades que desarrolla en estos momentos, ocupado en su vida familiar, en las terapias, en la Junta Directiva de la Asociación Juntos Contra el Parkinson, en los teclados en el Grupo La Desbanda confirman la máxima enunciada en el párrafo anterior.
Jorge me parece que es, como decía Machado, en el buen sentido de la palabra un hombre “bueno”.
VICTOR RUIZ MOLINA
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